Cando ía camiño do traballo, o mp3 susurroume: "A los veintisiete días de mayo..." Era "Oda a mi generación", recollida no último disco do Silvio Rodríguez. "Carafio, onte foi vinte e sete de maio!", pensei.
Cun día de atraso, cito a letra da canción. Non achei en youtube ningunha versión cantada polo propio Silvio e a páxina en que eu antes hospedaba as cancións que puña no blog decidiu cambiar de nome e fechar as contas gratuítas, polo que de momento me teño que conformar con pór só o texto do poema, francamente precioso:
Oda a mi generación
A los veintisiete días de mayo del año setenta
un hombre se sube sobre sus derrotas,
pide la palabra momentos antes de volverse loco.
No es un hombre, es un malabarista de una generación.
No es un hombre, es quizás un objeto de la diversión,
un juguete común de la historia
con un monograma que dice bufón.
Ese hombre soy yo.
Pero debo decir que me tocó nacer en el pasado
y que no volveré.
Es por eso que un día me vi en le presente,
con un pie allá, donde vive la muerte,
y otro pie suspendido en el aire, buscando un lugar,
reclamando tierra de futuro para descansar.
Así estamos yo y mis hermanos,
con un precipicio en el equilibrio
y con ojos de vidrio.
Ahora quiero hablar de poetas,
de poetas muertos y poetas vivos,
de tantos muchachos hijos de esta fiesta
y de la tortura de ser ellos mismos,
porque hay que decir que hay quien muere
sobre su papel,
que vivirle a la vida su talla tiene que doler.
Nuestra vida es tan alta, tan alta
que para tocarla casi hay que morir,
para luego vivir.
Yo no reniego de lo que me toca,
yo no me arrepiento pues no tengo culpa,
pero hubiera querido poderme jugar
toda la muerte allá, en el pasado,
o toda la vida en el porvenir
que no puedo alcanzar.
Y con esto no quiero decir que me pongo a llorar.
Sé que hay que seguir navegando,
sigan exigiéndome cada vez más
hasta poder seguir o reventar.
E xa que falamos de Cuba, aproveito para recomendarvos o artigo de Fidel Castro en Gramma esta semana, sobre o discurso de Obama na Fundación Cubano-Americana. Di moitas cousas de grande interese e que convidan á reflexión, mais deixádeme que só extraia agora a fonda ironía desta sentenza: "Non é doado producir carne a partir do gas e o petróleo".
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